31 de marzo de 2014

Indultos y engaños

Que alguien me explique qué tienen tus ojos que hipnotizan y casi dejan ciega, porque no hay vez que el sol empiece a caer y no te alumbre como si tuvieras aurora. Me atrevería  a decir aurora boreal incluso, circulando por tu piel y tus venas. ¿De qué estas hecho hombre? ¿Cuál es el secreto de tanto encanto?

Que no hay vez que pases a mi lado y el escalofrío se pierda en mi espalda.
Que no hay vez que tus ojos me miren y me besen sin quererlo.
Que no hay vez que te gires y yo sonría sin pensarlo.
Que no hay vez que tus brazos me abracen y no guarde el impulso de pedirte que huyamos.

Sé que el único camino para llegar hasta tu alma es volver a mirarte como la primera y última vez, una y otra vez. A ver si así te enteras que por muchos eones, por mucha erosión, por muchas piedras que nos tiremos, el agua seguirá circulando entre este desierto de arena y hierba que regamos según suba o baje la marea. Porque en este río el agua depende de lo que le llovamos encima, por las noches, a escondidas, en el barco de nuestra bahía. Porque las bahías de los sordos siempre aparecen en noches como esta, en la que no hay más luz que la envuelta entre cristal y cables.


Aunque reducido el daño, el indulto se somete a engaño. 

The box - Damien Rice

29 de marzo de 2014

Al final, por muchas verdades que nos echamos en cara, seguiremos siendo los mismos. ¿No?

21 de marzo de 2014

Mi querido Charles

"He muerto muchas veces 
creyendo y esperando, esperando 
en una habitación 
contemplando un cielo raso agujereado 
esperando la llamada, una carta, un golpecito, un sonido…"



16 de marzo de 2014

Composiciones sueltas

Todo empezó así, una noche cualquiera donde solo se veía la luna, y por el camino nos encontramos un poco de Imitation of Life y Magic.

Cuando llegué me imaginé a tu fantasma rondando por la sala y comenzó la cuenta atrás.

 Se acabará. No es que no me importe, es que simplemente sé que lo hará. Y preferí preparar una fiesta de despedida por cada uno de aquellos días que fueron tan plácidos, ingrávidos, tan rápidos, tan fáciles, tan intrépidos, tan imbéciles… Que se marcharán. Porque recorrimos mil millones de kilómetros, para encerrarlos en aquel micro-universo, indefensos años luz de los refugios que guardan nuestros secretos. Donde derrumbaste las barreras levantadas por desastres naturales que nacieron de quedarme con lo malo del recuerdo de fantasmas. En los tiempos que faltabas.

Aunque sigo oyendo hablar de magia y efectos especiales. Sigo viendo en la distancia fuegos artificiales explotando... Sigo esperando a que tú me digas que me marche. Y ahora sólo queda la marca que ha dejado el paso del tiempo. Ciertas formas de movimiento, un recuerdo, un acto reflejo. El soplo de viento que ha unido atrevido tu olor con el mío. Los recuerdos de días que ya no nos quedan, testigos de incendios llamando a tu puerta. ¿Y qué vas hacer? ¿Correr lo más rápido que puedas?

Quedan tan lejos aquellas escenas, de patios, de heridas, de juegos de guerra. De no saber, de no pensar, de no importar, de ver estrellas. ¿Y qué vas hacer? ¿Volver a ser el que eras?

Porque será fácil cerrar los parpados, sellarlos para no tener que vernos. Lo difícil será dejar que por los poros penetren dentro. Será fácil separar la mente de los actos y olvidar a los extraños. Lo difícil será acordarnos lo que perdimos por no hacernos daño.

Y recordaremos los momentos de los magníficos excesos, de paz estática anti-gravitacional al tiempo. Pero recordar los finales no nos deja imaginar cómo sería empezar. Sólo somos animales que tienen miedo de no ser capaces de controlar... que vuelva a pasar, o que volverá a ocurrir. Esperando que si caemos lo suficiente, a base de caer y levantarnos, podamos recordar los pasos que nos llevaron a perder el centro. Y es que en esta penúltima vez que nos damos la espalda, ya cubrimos mayores distancias y es buen momento para hacer balance. Y antes de que se nos haga tarde, decirte que no, será fácil recordarte.

Pero lo voy a hacer. Digan lo que digan, lo voy a hacer. Cruzaré la fina línea y ¡Lo voy a hacer! Ya es hora de superar el miedo a lluvia. Así que deja de mirarme, sé lo que quieres. Deja de sonreír a todos, ya es suficiente. Relájate, conseguiste conquistar a todos. Relájate, ya nos tienes en tus manos. Recuérdame por qué no debo, pensar en respirar más fuerte, más hondo, más limpio, más aire fresco, y abandonar este agujero.  Porque ahora que la explosión nos dejó solo ruinas y humedad. Y ahora que todo es de un color más oscuro que dirás. Preferimos verte lejos…

Así que poneos cómodos, sentaos y escuchad vuestro futuro: Un invierno largo, un invierno gris, que va a durar, el resto de vuestras vidas. Porque si mañana no puedo ponerme en pie, al menos dime que conseguiré decir a Houston que volvemos a casa y que lo hemos conseguido.

Y es que al final, se acaba viendo dos pequeñas estrellas al lado de la Luna, y tú, dame una señal, que yo buscaré un disfraz..

15 de marzo de 2014

Sigo esperando a que tú me digas que me marche

A veces no hace falta echarse a llorar como para llenar un océano, basta con soltar una lágrima o dos en mitad de un concierto, rodeada de magia y efectos especiales.

9 de marzo de 2014

No faltaba más

¿Ves? Es como saber que tienes que terminar el libro, pero te faltan las palabras, te falta la magia, te falta el vapor y el aire, te faltan las faltas. Me faltas tú joder.
Me falta el valor para hablarte, para decirte algo más del “¿Qué cambios me traes?”
Me falta la luz que me hipnotizaba nada más verte.
Me falta el espacio que recorrimos a cientos de kilómetros hora.
Y me faltan las horas pasadas en un mismo espacio a deshora.
Me faltan los besos sin signo que nunca nos dimos.
Y aquellos que sí los guardé en la memoria.
Me faltan las estrellas y la cruz.
Me faltan las estaciones sin trenes y los trenes sin llegada.
Me falta hasta el anillo que casi lleva tu nombre escrito.
Pero sobre todo, me faltas tú. 

Satelles y Ventus

Y tú, mi amada, mi lucero, la que me mira, mi sonrisa. ¿A qué viene tanto escondite si desde mi cama te veo? Deja de esconderte tras los árboles y las nubes y en el cielo, que sé que me espías mientras duermo. Que te gusta verme llover y observar cómo...

A veces conseguía olvidarme de él.

Entonces un gélido viento le rozaba y un frío eterno le atravesaba el alma. Lo mismo así el recuerdo le despertaba.

8 de marzo de 2014

La bahía del sordo

A veces se creía que ella era un barco varado en la playa, esperando a ver si el mar se calmaba. El problema fue que su cama era la bahía donde navegaba, y cada noche al volver, las olas le golpeaban.


2 de marzo de 2014

Y romper el resentimiento

Tiré el pañuelo de papel con tal fuerza que deseé que fuera un balón de peso para que rompiera el suelo. 
Lo mismo así te dabas cuenta de hasta qué punto le odiaba.