24 de agosto de 2014

Olas del mar

Hay veces que pasan cosas como estas. Que no sabes muy bien qué parte es verdad y qué parte es mentira. Porque, ¿qué son los sueños? Vivo o sueño buscando(te), como por ejemplo a ti, chico de pestañas infinitas de hace diez años. Y es que ya no te encuentro en esa azotea donde caminábamos por los resaltes, ni en esas tardes crepusculares jugando al fútbol en bañadores. Porque en mi piscina de plástico nos tirábamos las tardes enteras, y yo siempre fui la chica del columpio y tú el chico que se asomaba a mirarme desde la ventana.

¿Y dónde quedó el chico de los ojos verdes? Ese que se me echó a llorar nada más terminar la tarde. No recuerdo siquiera qué te pasaba exactamente, pero si de algo estoy segura es de tus lágrimas cayendo sobre mis hombros como una cascada.

Al de ahora no tengo nada que decirle más que la verdad. Que a pesar del tiempo, que a pesar del mar y del miedo que nos tenemos a amar, eso no quita que te siga queriendo más que a nadie y que ojalá estuvieras aquí en estas noches tan frías y en esta cama tan grande, que esto de verdad parece una bahía y ya me he ahogado muchas veces sin nadie que me rescate. Así que sigo esperando la hora en la que viva de verdad y tú dejes de soñar, que al final, recordamos más de lo que hemos vivido que lo soñado, porque por mucho que nos cueste, acabamos dando grandes pasos sin pensarlo y a los sueños siempre los dejamos en eso.

15 de agosto de 2014

Treason

A veces me desvanezco entre líneas pensando
qué podría haber pasado si no hubiese girado aquella esquina.
Si no hubiera subido a ese faro y me hubiese abandonado en aquel paisaje extraño,
como ese pedacito de cielo en la tierra tan alto.
 O si en vez de abrir esa puerta hubiese seguido andando
y entre remolques y arañazos hubiese salido intacto.

Porque son muchas las veces que nos equivocamos,
y tantas otras las que hacemos y decimos cosas sin pensarlo.
Cosas tan simples como: “Estaría bien vernos”
 y que luego acabes a las tres de la mañana en tu cama llorando.

¿Llorar por qué?
Algo tan sencillo como quedarte con el mar dentro siempre se me dio bien.
O al menos eso pensé yo.

Si te soy sincera, no sé muy bien qué pasó.
Si fueron las miradas o si fue el Sol.
Quizá fue la Luna que brillaba más que otros días
y con las perseidas una pierde la razón.
O lo mismo lo que perdí fue el corazón,
que de tantos “se acabó” fue él quien acabó desapareciendo
Y no quedan ya ni las ganas ni el alcohol que antes nublaba los sentidos.

Pero que yo lo sabía, que volver a sitios tan altos
nunca fue bueno para los que tienen vértigo.
Y verme allí rodeada de lo que son ahora rostros sin identificación,
como máscaras venecianas sin trajes ni maquillaje
asusta un poco si no llevas algo con lo que taparte.

¿Y si tras esa nana hubiese seguido hacia delante dejándote atrás sin importarme?
¿Y si no hubiese desaparecido esa semana abandonándote a la intemperie?
¿Y si lo seguido tras eso hubiese sido diferente y yo, en vez de decirte que te fueras, te hubiese pedido que volvieras y te quedaras donde estuviese?
¿Y si nunca me hubiese montado en aquel tren?

Aunque mejor dejar las historias y los hubiese donde están, que quizá nada de esto fue verdad y todo esto pudo haber sucedido en cualquier parte.

Jodie's story - Lorne Balfe 

10 de agosto de 2014

Ella lo vuelve a jurar

Y es que a veces estos nudos en la garganta no sabes si son lo que mejor que te pasa en la vida o lo peor.
Porque no sabiendo si quería que lo encontrases, o fue casualidad del destino o en realidad creía que ya lo habías visto, al final llegas al mismo punto de partida sin saber cómo tomarte cada renglón. Ni cada coma, ni cada espacio visible que hay entre un nunca más a un todo es posible.