6 de diciembre de 2015

El círculo se cierra

Que alguien ponga un piano en mis manos, sino me voy a cagar la tabla de madera de tanto teclear la nada en ella. Eso o un pincel, lo que prefieras. Pero nunca más me vuelvas a poner una pluma con tinta en las manos. Porque no, no volveré a escribir.

21 de noviembre de 2015

Ya nos veremos por allá

Ya me he comido las orejas. Me faltan la cabeza y las piernas. Papá viene ahora preguntándome que por qué no he ido a Madrid, si ya no tenía nada que perder. He puesto la excusa barata (y cara) de que me iría a Roma cuando se acercara a abril, así que estaba sin pasta. El avión parte de Madrid, así que ya me echaré a llover cuando ponga el primer pie en Atocha al salir del tren.

Ahora he vuelto a escuchar acordes de una tal Alice y unos ríos que no sé de dónde vienen. Pero los aplausos y gritos y todo ese pum pum que antes eran latidos de corazón a ritmo de tambor han desaparecido y no sé por dónde se han ido. Ya me he comido los ojos y voy camino de la nariz. Qué macabro suena todo por escrito.

A veces me da la sensación de que por muchos trenes que coja. Por muchos aviones y horas en coche, sigo pegada a esa piedra de ese semi-techo tan alto. No me puedo mover de ahí. Por eso voy a volver a rizarme el pelo. Necesito cambios. Necesito nuevos aires. Necesito que alguien me enseñe a andar en vez de echar a correr a la mínima de alcance. El conejito ya se ha quedado sin cabeza.

Voy camino directo a comerme sus brazos y piernas. “- No. Has entendido mal. Quiero que dejes a tu Dick, que no es más que un incidente, que dejes este horrible agujero, que te vengas a vivir conmigo, que mueras conmigo, que lo hagas todo conmigo.”- dice desde algún rincón un Humbert Humbert lunáticamente desesperado mientras escucho cómo suena la canción que pide que vayas en busca de baldosas amarillas. Yo seguiré aquí recorriendo de memoria todo este guion. Las olas de Virginia Wolf embisten una y otra vez desde la mesita de noche hasta los bordes de esta cama. Pero no puedo escuchar nada. No puedo leer nada desde que no me hablas. Me he quedado ciega en un mundo donde se habla en lenguaje de signos. Y ahora todo es signo menos. 

El chocolate desapareció, en conjunto con el conejito y sus brazos y piernas y nariz y ojos y orejas. Me he quedado con el palo que lo sujetaba en la mano. Me pregunto si eso será lo que estará en el interior de cada uno de nosotros: Un palito de plástico que nos sujeta y nos hace quedar rectos aún cuando nos siguen despedazando.


15151 /Profetas de la mañana/Puntos suspensivos – Vetusta Morla

1 de noviembre de 2015

Merak

Quiero romperlo todo y romperte a ti. Romperte a ti como tú hiciste conmigo, porque aquí no hay amanecer si no es en tu cama. Aquí solo hay oscuridad y hasta las luciérnagas se perdieron y tuvieron su derrota. Aquí solo hay atardeceres eternos y noches inmortales al tiempo, distancia y velocidad. Aquí ni hay guerra ni hay paz. Aquí solo quedan vacíos que me dejó toda la incertidumbre vivida durante años rotos y que tú, falso ladrón, falso raptor de princesas y héroe, no pudo controlar y te fuiste de mis manos.

Ahora que estamos más viejos. Más cansados. Ahora que somos menos tú y menos yo. Ahora que ni siquiera nos echamos de menos porque no hay sitio para los dos, sólo nos queda mirarnos a distancia, si es que eso dejó de existir entre nosotros alguna vez. Ahora estoy solo yo, que ya no sé ni escribir desde que te fuiste y me dejaste sin corazón para latir. Ese uno, dos, tres. Bum bum. Cuatro cinco seis. Tap Tap. Se perdió con mis pasos asimétricos en aquel lugar. Ya no hay puente, ni hay río, ni mezquita, ni cama que nos una en estos valles llenos de nieve. Ahora esas pavesas son todo escarcha y frío, a lo mejor como yo ahora mismo. A lo mejor como tú estarás de aquí a algún tiempo.  

Escríbeme una frase o dos. Sólo eso. Sólo para poder seguir viviendo. 

25 de octubre de 2015

Tiempo a las tres menos diez

Hoy voy a romper el espacio tiempo. Pero hoy diremos… Y hoy no vamos a decirnos nada.
Hoy a las tres volverán a ser las dos sin que nada nuevo suceda más allá de dormir una hora más o una hora menos.

Y espero que recuerdes el tiempo inverso, porque sé que en el inverso de este tiempo, estábamos tú y yo con la espalda apoyada en aquella iglesia que tenía más años que nuestra edad multiplicada y sumada por dos. Y que estábamos allí y de la nada recitaste la entrada casi entera: “Como a las tres volverán a las dos, diremos que nunca dije nada a las tres menos diez. Diremos que nunca te dije que te seguía queriendo y que te echaba de menos, y que a pesar de la distancia y el frío, aún olía el perfume de tu último abrazo”. Y lo dijiste así, de la nada, como si acordarse de ello fuera la cosa más natural del mundo. Yo casi me echo a temblar más de lo que estaba y las ganas de besarte eran tan grandes que no me cabían en las manos, que las tenía rodeadas en tus dedos tan bonitos que casi me hacían daño. Varios segundos después no pude más que preguntarte si era muy fría contigo, a lo que tú respondiste con una afirmación que casi me deja medio dormida.

Y es que aquellos vaivenes. Aquellas noches de temblar muertos de frío y emociones. Aquellas charlas nocturnas que casi me dejan ciega y aquellos bailes en mitad de la oscuridad sin que nadie nos viera… Nunca te llegarás a imaginar lo mucho que los echo de menos. Y que tú, estés donde estés, espero que estés bien.


Patience - Low Roar

29 de septiembre de 2015

Microtrazas

1º Parte


“Aturdido por dos nostalgias enfrentadas como dos espejos, perdió su maravilloso sentido de la irrealidad, hasta que terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo, que olvidaran cuanto él les había enseñado del mundo y del corazón, que se cagaran en Horacio, y que en cualquier lugar que estuvieran recordaran siempre que el pasado es mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.”
100 años de soledad – Gabriel García Márquez


En una tarde-noche de lo que es ya una eternidad lo comprendí todo, y es que de las heridas abiertas nacen flores. Entonces basta con presionar un poco el ombligo para que de él te salga hasta el alma. No es desagradable de ver, lo juro, lo he visto con mis propios párpados tapados y los oídos cerrados.

Esa tarde-noche A. comenzó a hablar y de repente vomitó margaritas, lilas y cintas. La sorpresa que me llevé ante tal inesperado desenlace fue inaudita. Yo, que por entonces tenía refugiados en mis entrañas a todos los cadáveres de mariposas y hormigas que en su día me recorrieron la barriga, no pude más que presionarme también el hueco que me queda en el esternón, con la tonta esperanza de sacarlos de una vez de la necrópolis que tenían allí montada. El final de todo esto es que seguimos caminando, ambos un poco cabizbajos y vacíos de pecho para abajo.


Y ayer, ciento cincuenta noches después, con un eclipse lunar que no llegamos a ver, exploté literalmente el vaso que un día contemplé llenarse de agua hasta rebosarme por la sien. Me fui tan lejos como me permitieron las piernas, y volví a sentirme temblar como un cíclope al chocar con la pared. Removí las certezas y mis dudas las dejé armadas hasta los dientes en casa. Volví a mirar la realidad como el ciego que ve por primera vez el pecho descubierto de una mujer. Hablé sin pararme a mirar las consecuencias y me guardé la fe en la chaqueta. 


Arte Moderno/Pequeña Gran Revolución - IZAL

19 de septiembre de 2015

Delirios

El whisky bebido hace justamente treinta y seis minutos empieza a dejar de hacer efecto y ya sabes que eso no me gusta nada. Que sólo puedo decirte (y hacer) ciertas cosas cuando tengo en la sangre tal cantidad de alcohol que hace que sienta la piel acartonada. Así que ahí va mi tanda de versos malditos guardados durante meses:

Y es que hoy me he vuelto a rizar el pelo, y a dejar largo el viaje a un norte que sólo está donde tú vayas.

Le he puesto tapa dura al libro, enlazado con lazos serpiente sin final ni presente, porque el ayer no sé dónde lo dejé.

 Y escuchar ciertas canciones en acústico con sólo una guitarra hace que grites tan bajito que apenas se te oiga en el Edén.

Hace horas que quiero vengas conmigo a Madrid y que nos podamos despedir de una vez por todas. O que te despidas de ellos conmigo. Ya me da igual. Ya me es lo mismo.

Dedícame al menos dos frases. Sólo con eso es suficiente, de verdad. Te lo digo desde el fondo del vientre y del frío de mi diciembre.



Puntos suspensivos – Vetusta Morla

16 de agosto de 2015

Vendaval

En cuestión de una semana me he aficionado a Fito, a buscar osos de goma en cócteles polares y a tomar tres pastillas al desayunar en restaurantes.

En esta semana me he sentado en esa plaza tan grande que se describía en ese libro donde los protagonistas resultaron ser familiares, he aprendido que también hay paisajes clorofila en pleno agosto porque allí si llueve es a raudales. He visto playas blancas rodeadas de rocas que peinan al viento y catedrales que te hacen subir tan alto como Remedios en Cien años de soledad.

Y una noche así de fría, volví a ver espectros en calles estrechas y altas como laberintos semi-descalzos. Entonces quise parar el tiempo, no por pararlo en un instante concreto o hacer eterno ese momento, sino por recorrer palmo a palmo todos esos callejones y descubrir quién se dejó el grifo con olores del pasado abierto. Porque como si de un elixir se tratase, me llevó a otra época, a otra parte.


Esta misma sensación de soledad/ Vendaval - McEnroe

2 de agosto de 2015

Futuro abismal

Esta noche he vuelto a suicidarme nada más llegar a casa.
He vuelto a ahogarme intentando respirar el aire 
que me traen estos vientos grises.
He vuelto a tirarme desde la ventana 
para encontrarme con las nubes y las estrellas fugaces.
He vuelto a dispararme con mi amor revólver
a ver si así llegaba al otro lado del puente, 
donde ya no quedan ni flores.
He vuelto a tragarme cien mil y una pastillas metafísicas 
para no dormir y despertarme.
He vuelto a dejarme llevar a doscientos kilómetros hora 
cual ave kamikaze, sin poder realizar un aterrizaje.
He hecho todo eso y mucho más, 
hasta poder entender esa diferencia abismal entre futuro y presente.


About Today – The National / Tears of Joy – Michael Giacchino

21 de julio de 2015

Dos caras

No sé si te pasa,
pero esto de no tener libros que arañar
y no poder quedarte en las uñas con la escarcha
lo echo en falta.
Y no saber qué hacer con las manos
siempre se me dio tan mal, que a veces las miro
y las hago volar, cual amapola feliz en su jardín,
aún sin tierra,
ni tallo,
ni raíz.

En estas rachas que me dan me vendo los ojos cual Justicia feliz
sin balanza ni espada.
Tampoco es que me moleste,
estar justo en el punto medio
fue lo único que se me dio bien.

Luego los benditos suicidios al llegar a casa
y ahorcarme desde la cama.

Luego pensar.
Qué está bien.
Qué está mal.
Que si un paso adelante y dos hacia atrás.
Que si ya no se me escucha al hablar.
Ya no hay más.
No hay más.

Nothing It Can - Helios 

16 de julio de 2015

Profesores de vida

Y es que ustedes, los hombres, no tenéis ni idea de lo dura que es la vida de las mujeres.
No sabéis lo que es sangrar cada dos meses. Ni del dolor del pecho cuando crece.
Muy pocos habrán sentido en la piel la cera caliente y mucho menos el extraño cosquilleo del láser en el bajo vientre.

Usted, lector, tiene muy poco que ver con el lector hembra (tómese esta última definición como la que da Cortázar). Porque en el fondo, en todos los sexos se siente.
Así es, porque seguramente habrá sufrido el dolor del des-olvido.
Así como la negación de la muerte y su consiguiente llanto apoyándose en la jamba de la puerta.
Usted, no me cabe duda, se habrá desollado las rodillas corriendo calle abajo, ya fuera buscando el mar o llevando a alguien a cuestas.
Habrá vendido trozos medio deshilachados de alma en vasos transparentes a altas horas en locales cuestionables.
O en el peor de los casos, se habrá encontrado bebiendo solo en su catre.
Y sobre todo, habrá visto romperse frente a sus narices aquello que más quiere.

Y es que como me dijo un profesor de guitarra: "Deja las cosas importantes en el suelo, que de ahí no se caen".

Svanur - Rökkurró

10 de julio de 2015

Mismos sentimientos, sexos opuestos

Son los bolígrafos gastados y las palabras ahogadas bajo sábanas y almohadas que no saben a nada.
Son recuerdos insípidos y traslúcidos que no me dejan ver más allá de lo que fui o he sido.

Es verle a él con su carita de: Esto me está jodiendo la vida y yo sin nada que hacer.
Mismos sentimientos, sexos opuestos.

Es tenerle miedo a leer.
Es la verdad, ya no quiero leer. No mientras me sienta analfabeta de letras huecas y autores sin nombre ni rostro ni aire.

La frase “cada vez iré sintiendo menos y recordando más” no tiene cabida sino puedes recordar.
Entonces se echa a llorar y a gritar y a rezar y yo la miro diciendo ¿cómo se puede vivir así? Ya no sabes quién eres ni por qué estás aquí.
Y los días que recuerdas, esos días te quieres morir.

Tiene que haber algo, algo donde ese ese más pese sobre este menos.
Donde salir de aquí signifique irte más lejos.
Donde pase lo que pase, nunca sople el viento.


Closed Doors - Message to Bears 

27 de junio de 2015

¿Quiénes somos realmente?

Hola, soy yo otra vez.
He vuelto a llamar a la puerta. Pero no era a ti a quien estaba buscando. No. Era a mí misma. A mi yo del pasado. Porque resulta que ahora soy el Yo del futuro, ese al que mi Yo del pasado dejó a cargo de las cosas que siempre dio de lado.

Ahora nadie puede abrir la puerta porque en esa sala solo quedan fantasmas.
Todos ellos muertos. Todos ellos inertes.
Ya no soy ese fantasma que anda por la sala esperando, intentando asustar a alguien.
Tampoco soy el polvo que ensucia esa sala creyendo, que quedan chispas en el corazón exánime.
No soy ni la gravedad que lanzaba dagas hiriendo nuestros cuerpos laxos.
Ni la funambulista que tomaba por tierra firme el alambre.
Yo, que fui toda fuego polar. Toda viento sideral. Toda grito y cristal.
Reina del Sur y de los valses a más de medianoche.

Y ahora he tenido que crear un mundo aparte y reinventarme.

Disco Mi primer atraco - FULL

15 de junio de 2015

De tiempos verbales

No he mirado un libro todavía, y eso que en cuestión de horas me juego el futuro.
Yo a veces me pregunto que qué significará eso.
Pero no, hablemos con propiedad.
En realidad sí he mirado un libro.
El mío.
O el tuyo, como prefieras llamarlo.
Creo que ya no es de nadie.

Lo he releído por encima, parándome en las cartas que más verdad esconden.
Entonces me paré en seco,
Me he encontrado atemporal en todos ellos.
Y a ti con ellos.


Inmortales - FULL

8 de junio de 2015

If so, be free

"Do you come together ever with him? 
Is he dark enough, enough to see your light? 
Do you brush your teeth before you kiss? 
Do you miss my smell? 
Is he bold enough to take you on? 
Do you feel like you belong? 
And does he drive you wild or just mildly free? 
What about me?"


7 de junio de 2015

Mi último canto a esta tierra sureña

La tinta con este calor se secó y tuve que comprar un tintero nuevo. Aunque tampoco es que tuviera que decir algo con este viento y este pseudo-invierno.

Aquí dentro, por raro que parezca, sigue siendo invierno, donde el frío lo ahogué entre vasos de alcohol y papeles de muertos. En ese fragmento de mi odiamado Charles me encontré a mí misma. Lo repetí de memoria durante doscientas noches en vela, cuando una siempre espera una llamada, cualquier carta, un golpecito, un sonido… Y Santi que dijo que "tanto hablar del fin que ahora apenas duele” no tenía ni idea de lo que eso suponía para mí cada viernes. Con cierto personaje de cuento me volví a encontrar y me di cuenta de que solo iba a vestir la plata una vez, que el telón no se volvería a abrir desafiando el final, y que pasar los años con tantos vivos y muertos a la espalda no es buen plan. Al respirar una se puede ahogar incluso dándole el aire en sangre, aunque más bien fue en calor asfixiante. Y es que por muchos regalos que nos queden por abrir, siempre nos quedará el eco.

Ahora que he vuelto a sangrar, y a base de meses me he dejado la piel en gritar, bailar, cantar y llover torrentes de agua sin que me importara que mi tito o mi hermana me miraran, podría decir que me he despedido de esta tierra sureña. Porque el resto de cosas que he hecho… no, no valen la pena contarlas.

12 de abril de 2015

Oye Mario, no sé si sigues ahí. Creo que ya no estás ni en tí (sí, con tilde, como tú me haces). El caso es que ya no recuerdo ni mi Sur ni mi Norte. Tú ahora te preguntarás qué te estoy queriendo decir. Yo y mis mil maneras de no decir nada.

7 de marzo de 2015

Mi problema ahora no es la tinta del papel, es la que se queda en el tintero.
Así de sencillo.
Así de sincero.

4 de marzo de 2015

Le dije:
- No es mi culpa si me gustan los capullos sin corazón.
A lo que ella contestó:
- No te culpo. Sé que en el fondo, es porque tienes corazón de sobra para dos.

Ilsa Drown - Death Vessel feat Jónsi

16 de febrero de 2015

Aves nocturnas

Es la rabia y la desgana contenida la que desborda bordes infinitos. Son los quizás y la nada del final. Son voces mudas y yo sorda de escucharlos volver a venir. Venir para quedarse estáticos, y yo dinámica nocturna insomne como tantas otras veces. Mientras mírales, todos ellos con su final y sus perdices. Yo, aquí sola subiéndome por los muebles cual nómada feliz. Pero de feliz nada, eso déjaselo a ellos que yo estaré bien en cuanto vuelva a dormir.

Tú mantenme callada y habladora a la vez. No sea que se me vuelva a escapar el alma por los labios y yo la muerda con los dientes para no dejarla ir. Entonces ya me dirás qué clase de médico arregla almas rotas por mordiscos venideros con esta lluvia de acero. Que nunca me fie mucho de las ambulancias sin alarma en las avenidas corriendo aprisa. Y así, una y otra vez, dando vueltas y vueltas en el mismo carrusel con tráfico de almas me voy dando cuenta de que las mejores son las amalgamas. Esas que están hechas a partir de pedacitos de ti y de mí.

9 de febrero de 2015

Entre las dos

De las dos a las tres me diluí en un suspiro y un cubata medio lleno en algún sitio perdido vete tú a saber. Luego dicen que por qué no bailamos y cargamos con cien mil ramas que pesan más que todo nuestro ayer, aunque el fuego se va a apagar igual. Lo que no saben es que el fuego permanente nos importa más que nuestra propia vida. Entonces nos volvemos indios llamando descalzos a sus canciones hermanos y hermanas. Con palmas y llama(ra)das a la noche estrellada entre nubes y escarcha. Con las luces de un fuego brillando en pleno invierno y lluvia de cenizas de El principito. Luego hablan que si un acordeón, un silbido híbrido entre violín y grito en el altavoz. Que si lejana ausencia la de aquel que me dejó estando tan cerca. Pero no, la mudanza de sentimientos y mecánicas de cuerpo la hice yo.


No sabría decirte en qué momento me encadenó esa ausencia latente. Ni cuándo fue que volví a verte como el ciego que ve por primera vez. O cuándo me evaporé de mí misma para convertirme en ti otra vez. Que con charlas nocturnas entre gatos y piedra y cartón me sinceré un tanto. Y a lo mejor si me busco algún trabajo por cuatro perras me vaya bien. O mal. Quién sabe. Pero todo este no-estrés me está volviendo loca, ¿o soy yo la que me estoy volviendo con él?

A movement between these two - Hola a todo el mundo

7 de enero de 2015

Tomar el capítulo 27 como estacionamiento de vida. Que el que entienda, entendió.