16 de febrero de 2015

Aves nocturnas

Es la rabia y la desgana contenida la que desborda bordes infinitos. Son los quizás y la nada del final. Son voces mudas y yo sorda de escucharlos volver a venir. Venir para quedarse estáticos, y yo dinámica nocturna insomne como tantas otras veces. Mientras mírales, todos ellos con su final y sus perdices. Yo, aquí sola subiéndome por los muebles cual nómada feliz. Pero de feliz nada, eso déjaselo a ellos que yo estaré bien en cuanto vuelva a dormir.

Tú mantenme callada y habladora a la vez. No sea que se me vuelva a escapar el alma por los labios y yo la muerda con los dientes para no dejarla ir. Entonces ya me dirás qué clase de médico arregla almas rotas por mordiscos venideros con esta lluvia de acero. Que nunca me fie mucho de las ambulancias sin alarma en las avenidas corriendo aprisa. Y así, una y otra vez, dando vueltas y vueltas en el mismo carrusel con tráfico de almas me voy dando cuenta de que las mejores son las amalgamas. Esas que están hechas a partir de pedacitos de ti y de mí.

9 de febrero de 2015

Entre las dos

De las dos a las tres me diluí en un suspiro y un cubata medio lleno en algún sitio perdido vete tú a saber. Luego dicen que por qué no bailamos y cargamos con cien mil ramas que pesan más que todo nuestro ayer, aunque el fuego se va a apagar igual. Lo que no saben es que el fuego permanente nos importa más que nuestra propia vida. Entonces nos volvemos indios llamando descalzos a sus canciones hermanos y hermanas. Con palmas y llama(ra)das a la noche estrellada entre nubes y escarcha. Con las luces de un fuego brillando en pleno invierno y lluvia de cenizas de El principito. Luego hablan que si un acordeón, un silbido híbrido entre violín y grito en el altavoz. Que si lejana ausencia la de aquel que me dejó estando tan cerca. Pero no, la mudanza de sentimientos y mecánicas de cuerpo la hice yo.


No sabría decirte en qué momento me encadenó esa ausencia latente. Ni cuándo fue que volví a verte como el ciego que ve por primera vez. O cuándo me evaporé de mí misma para convertirme en ti otra vez. Que con charlas nocturnas entre gatos y piedra y cartón me sinceré un tanto. Y a lo mejor si me busco algún trabajo por cuatro perras me vaya bien. O mal. Quién sabe. Pero todo este no-estrés me está volviendo loca, ¿o soy yo la que me estoy volviendo con él?

A movement between these two - Hola a todo el mundo