21 de julio de 2015

Dos caras

No sé si te pasa,
pero esto de no tener libros que arañar
y no poder quedarte en las uñas con la escarcha
lo echo en falta.
Y no saber qué hacer con las manos
siempre se me dio tan mal, que a veces las miro
y las hago volar, cual amapola feliz en su jardín,
aún sin tierra,
ni tallo,
ni raíz.

En estas rachas que me dan me vendo los ojos cual Justicia feliz
sin balanza ni espada.
Tampoco es que me moleste,
estar justo en el punto medio
fue lo único que se me dio bien.

Luego los benditos suicidios al llegar a casa
y ahorcarme desde la cama.

Luego pensar.
Qué está bien.
Qué está mal.
Que si un paso adelante y dos hacia atrás.
Que si ya no se me escucha al hablar.
Ya no hay más.
No hay más.

Nothing It Can - Helios 

16 de julio de 2015

Profesores de vida

Y es que ustedes, los hombres, no tenéis ni idea de lo dura que es la vida de las mujeres.
No sabéis lo que es sangrar cada dos meses. Ni del dolor del pecho cuando crece.
Muy pocos habrán sentido en la piel la cera caliente y mucho menos el extraño cosquilleo del láser en el bajo vientre.

Usted, lector, tiene muy poco que ver con el lector hembra (tómese esta última definición como la que da Cortázar). Porque en el fondo, en todos los sexos se siente.
Así es, porque seguramente habrá sufrido el dolor del des-olvido.
Así como la negación de la muerte y su consiguiente llanto apoyándose en la jamba de la puerta.
Usted, no me cabe duda, se habrá desollado las rodillas corriendo calle abajo, ya fuera buscando el mar o llevando a alguien a cuestas.
Habrá vendido trozos medio deshilachados de alma en vasos transparentes a altas horas en locales cuestionables.
O en el peor de los casos, se habrá encontrado bebiendo solo en su catre.
Y sobre todo, habrá visto romperse frente a sus narices aquello que más quiere.

Y es que como me dijo un profesor de guitarra: "Deja las cosas importantes en el suelo, que de ahí no se caen".

Svanur - Rökkurró

10 de julio de 2015

Mismos sentimientos, sexos opuestos

Son los bolígrafos gastados y las palabras ahogadas bajo sábanas y almohadas que no saben a nada.
Son recuerdos insípidos y traslúcidos que no me dejan ver más allá de lo que fui o he sido.

Es verle a él con su carita de: Esto me está jodiendo la vida y yo sin nada que hacer.
Mismos sentimientos, sexos opuestos.

Es tenerle miedo a leer.
Es la verdad, ya no quiero leer. No mientras me sienta analfabeta de letras huecas y autores sin nombre ni rostro ni aire.

La frase “cada vez iré sintiendo menos y recordando más” no tiene cabida sino puedes recordar.
Entonces se echa a llorar y a gritar y a rezar y yo la miro diciendo ¿cómo se puede vivir así? Ya no sabes quién eres ni por qué estás aquí.
Y los días que recuerdas, esos días te quieres morir.

Tiene que haber algo, algo donde ese ese más pese sobre este menos.
Donde salir de aquí signifique irte más lejos.
Donde pase lo que pase, nunca sople el viento.


Closed Doors - Message to Bears