27 de julio de 2016

Guerra de entre-tiempos sintigo: Parte 3º

La mañana siguiente

Nueva visión de todo y no sabiendo si te quiero ver o no.
Porque para mí todo aquello era arte menos.
Es verte desde lejos y me muero.

Porque que me vieras madrugar no sé si fue un buen plan.
Pero ahí estabas tú, provocándome taquicardias con tu pelo y tu sonrisa
y yo tirada en el sofá con mi recelo.

Ya sé que no hice bien.
Que eso de los saludos a distancia y ser más fría que el agua
nunca fue mi fuerte,
pero es que no sabía cómo luchar con las hormigas
y tuve que esconderlas por doquier.

Pero la noche fue muy distinta.
Ahí cuando me demostraste que valían más mis palabras que mi boca.
Ahí cuando nos reímos a carcajadas juntos
y nos imaginamos de ancianos siendo canosos y arrugados.

Y el final de la noche yo siendo tan yo.
Tan me despido de ti por encargo,
en tandas de un adiós y dos abrazos.

Lost in the Light - Bahamas

Guerra de entre-tiempos sintigo: Parte 2º

La semana de atrás

Y dos semanas después, eres tú quien me viene a buscar.
Yo, tan enfadada contigo, conmigo, con el mundo entero que casi ni te encuentro.
Más gente en el mismo sitio de siempre y yo tan perdida que no me sé ubicar.
Comentarios y charlas de horas anteriores que no me dejan pensar con claridad.

Miradas a distancia.
Vamos midiendo la distancia.
Tú, fiera, acercándote sutilmente a mí.
Yo, mirada gacela que no quiere jugar a ser la presa.

Ella que vuelve a llevarme al cubículo de los espejos y me besa.
Yo que no sé cómo actuar ni qué dejar tras la escena.
Entonces vuelta a la realidad más banal de lo que era.
Y vámonos fuera a fumar por si esto no cesa.

Vuelta a la casa de los espejos y me dejan abandonada.
Más charla y más rayones en mi mente distorsionada.
Mudanza de cuerpos contando a dos de menos y yo
con el alma partida entre mí misma y los
sentimientos que podrían comenzar a surgir.

Traslado de enfermos de alcohol montados en señales de tráfico más rotas que yo.
Callejones perdidos por este semi-pueblo
y cuartetos de cigarros en la entrada del concierto.

Tú preguntándome si me puedes volver a besar
y yo negándolo sin descaro,
no fuera que se notara lo que llevaba empezando a sentir
desde hacía un rato.

Tú, volviendo a por mi impasible ronda de evasión.
Yo, no sabiendo si seguir o dejarme ir.
Porque esa noche hubo tantas charlas antagónicas
que no supe diferenciar cuál de ellas era la verdadera.

Ugly Boy - Die Antwoord

11 de julio de 2016

Guerra de entre-tiempos sintigo: Parte 1º

St. Patrick's Day

No sé si de lo que quiero escribir es sobre ti o es de la sensación en sí.
Porque hace días que me vienes a la cabeza planteando esquemas y letras 
que se sellan al papel con tinta espesa;
creando un memorándum que a este paso
va a ocupar más que todo el Atlántico.
Así que procederé a narrar los siguientes hechos:

Comenzaré diciendo que todo surgió una noche de música nefasta
y que los colores del lugar eran tan oscuros que apenas te pude ver.
Entonces de la nada, apareciste y todo se hizo luz.

Me dijiste entonces con tono sarcástico que siendo tan tímida
por qué miraba a tus ojos sin descanso.
Y yo con toda mi carga electro-negativa que me atraía a ti como un rayo,
a sabiendas de que eras de esos que me iban a partir en dos.

Nos bebimos una copa a medias que nos hace más ciegos de lo que ya estábamos.
Pero los ciegos solo ven lo que quieren ver.
Entonces queriéndolo sin querer, aparece ese primer beso.
Y me lo plantas como el astronauta que llega feliz a su planeta y clava su bandera,
no fuera que alguien más conquistara ese pedacito de tierra.
Después reacciono con tormenta y me vuelvo a poner la rebeca. 
Tan gris. Tan gastada. Tan oliendo a tabaco que apesta.

Vuelta a casa entre risas y casi sin mantenernos en pie.
Vengan chupitos aunque no queden ganas y cigarros que aparecen de la nada.
Y sin saber cómo ni cuándo, vuelta a la isla de los borrachos.
Habiendo corrido maratones de cinco pasos y un traspié.

Ella más rayada que un vinilo que lleva dando vueltas-años en un tocadiscos gastado.
Entonces todo se nos va de las manos, y su boca es
como esas bienvenidas a casa tras un invierno largo .
Me desaparecen las horas, los minutos, los segundos y lo segundo.
Me desaparece hasta el mundo.

Vuelta a la realidad más distorsionada que el agua.
La calle tan silenciosa como puede estar cerca de las cuatro de la madrugada en pleno jueves.
Luego el maldibendito abrigo que te dejaste dentro
y yo que voy contigo a buscarlo, no te fueras a perder.

Yo que me perdí contigo y nos faltaron horas y cosas por hacer.
Y entonces me giras a mí en lugar de la puerta y nos convertimos en una peonza que va chocando contra gente, paredes y más puertas.
Y no nos importa en absoluto.
No mientras mantengamos los labios juntos.

Comenzamos una guerra que íbamos a ganar los dos.
Tú cargando con metralla la mano que paseaste desde mi cadera a la clavícula.
Yo cargando la mía con dagas que fui dejando caer desde tu entrepierna a la mandíbula.
Nos hicimos tanto amor daño como soportaron dientes y piel.

Acabé despidiéndome de ti como una amiga más.
Y eso que esa noche no sabías ni en qué casa dormir.
Pero ya está.
No hubo más.
No hay conversación.
Ni llamada.
Ni encuentro accidental.
Ni lo habrá jamás a no ser que te vaya a buscar.


Maester - Ramin Djawadi