Repasando entre las viejas hojas de
nuestro libro desgastado me pregunté a dónde fuiste a parar aquel día de lluvia
y camino encharcado. O qué pensaste cuando tuve que bajar a ese tren tras esa
noche incendiaria en tu piso estando en pleno abril.
Han sido muchas las
veces que tuve dudas y eché a correr, tantas otras las que siempre me pregunté
"¿y él qué?", porque siempre había una duda sobre lo que realmente
pensabas cuando te dejé ir. Pero ahora eres tú el que me ha dejado ir, o vuelve
a ser al revés y yo ni siquiera me enteré.
¿Cuándo fue la última
vez que vi tus ojos pardos con esta luna y este cielo y con este pedacito tan
nuestro? Ya no sé, no sé. No sé si llegaste a enterarte que la yaya está bien,
que dentro de mí sigue esa ausencia notable cada vez que abro la puerta o mire
por los suelos buscándole. Ya no sé si tuviste noticias de mis notas o si es
que alguna vez llegué a importarte; que a cada día que pasa más ganas tengo de
seguir hacia delante, que sé que dentro de un año todo será tan diferente que
dudo que vuelva a encontrarte. Quizá espere el choque frontal de tu puerta en
mi cabeza para así darme cuenta de que ya no estás, de que la luz que tenía por
vida se apagó y ando dando palos de ciego sin razón. Pero qué es la razón sin
amor en esta vida para darle un pálpito a cada abrazo, una arritmia que se cura
en cada beso y un desmayo a cada roce de tus manos.
Humming - Jónsi
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