De las dos a las
tres me diluí en un suspiro y un cubata medio lleno en algún sitio perdido vete
tú a saber. Luego dicen que por qué no bailamos y cargamos con cien mil ramas
que pesan más que todo nuestro ayer, aunque el fuego se va a apagar igual. Lo
que no saben es que el fuego permanente nos importa más que nuestra propia
vida. Entonces nos volvemos indios llamando descalzos a sus canciones hermanos
y hermanas. Con palmas y llama(ra)das a la noche estrellada entre nubes y
escarcha. Con las luces de un fuego brillando en pleno invierno y lluvia de
cenizas de El principito. Luego
hablan que si un acordeón, un silbido híbrido entre violín y grito en el
altavoz. Que si lejana ausencia la de aquel que me dejó estando tan cerca. Pero
no, la mudanza de sentimientos y mecánicas de cuerpo la hice yo.
No sabría decirte
en qué momento me encadenó esa ausencia latente. Ni cuándo fue que volví a
verte como el ciego que ve por primera vez. O cuándo me evaporé de mí misma
para convertirme en ti otra vez. Que con charlas nocturnas entre gatos y piedra
y cartón me sinceré un tanto. Y a lo mejor si me busco algún trabajo por cuatro
perras me vaya bien. O mal. Quién sabe. Pero todo este no-estrés me está
volviendo loca, ¿o soy yo la que me estoy volviendo con él?
A movement between these two - Hola a todo el mundo
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