Y es que ustedes,
los hombres, no tenéis ni idea de lo dura que es la vida de las mujeres.
No sabéis lo que
es sangrar cada dos meses. Ni del dolor del pecho cuando crece.
Muy pocos habrán
sentido en la piel la cera caliente y mucho menos el extraño cosquilleo del
láser en el bajo vientre.
Usted, lector,
tiene muy poco que ver con el lector hembra (tómese esta última definición como
la que da Cortázar). Porque en el fondo, en todos los sexos se siente.
Así es, porque seguramente
habrá sufrido el dolor del des-olvido.
Así como la
negación de la muerte y su consiguiente llanto apoyándose en la jamba de la
puerta.
Usted, no me cabe
duda, se habrá desollado las rodillas corriendo calle abajo, ya fuera buscando
el mar o llevando a alguien a cuestas.
Habrá vendido
trozos medio deshilachados de alma en vasos transparentes a altas horas en
locales cuestionables.
O en el peor de
los casos, se habrá encontrado bebiendo solo en su catre.
Y sobre todo, habrá
visto romperse frente a sus narices aquello que más quiere.
Y es que como me
dijo un profesor de guitarra: "Deja las cosas importantes en el suelo, que de
ahí no se caen".
Svanur - Rökkurró
Nana, no entiendo cómo esta entrada en concreto ha conseguido que se me salten las lágrimas, si ni siquiera sé si entiendo a dónde quieres llegar con ella.
ResponderEliminarMe encanta cómo te expresas *_*