«y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella.»
Me convertí en una
hormiga
que hacía rápel de
tus labios a tu mandíbula,
y de ahí, bajé
hasta que no me quedó
más piel que
recorrer con mis dientes y mi miel.
Entonces, di un paso
atrás y miré a la tierra,
para verme reflejada
en ella y saber
que ese polvo sería
el último que quedaría
por volar levemente
hasta posarse
en los muebles de
esta habitación.
Y todo lo que
vendría después, el intrincado
de pornografía
belga junto con plástico y saliva,
la charla de
peluches gigantes y los tres
orgasmios que nos
dejaron descansando,
todo ello, dio paso
a un subir sin tregua
que nos llevó hasta
el cielo y aún más arriba.
Yo no soy de nadar ríos metafísicos, yo
los vuelo cual ave
rapaz esperando poderYo no soy de nadar ríos metafísicos, yo
comer los pedazos que dejaste de mí misma,
y así, saber que de cada cadáver que deje
volveré a renacer gracias a todos esos trozos
que nunca quisiste para ti.
Tú que vienes a
rondarme – María Arnal i Marcel Bagés