A tu espalda escuchas una explosión, e inmediatamente todo
se torna de color. Lo que antes era oscuro se torna lúcido a tu fascinación. Se disipan los malos pensamientos y augurios, pero aparecen
nuevos.
Es saber que la verdad estuvo siempre tan presente que tu
nunca la quisiste ver.
Son horas mal llevadas sin saber bien qué esperar o qué hacer.
Era poder ver luz de nuevo, pero solo la mitad. Igual que un
alma partida ahora en dos.
¿Dónde queda la parte que no vemos? ¿Acabará deshaciéndose en
el suelo o logrará brillar en otra galaxia con una nueva gravedad?
En entretiempos se me descomponía el pulso en una arritmia
soportada hasta la desolación.
No sé si pudiste llegar a verlo, pero para mi al menos esto
fue el final silencioso de una mala obra que nunca llegó a empezar.
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