Puedo escribirte sin el menor de los motivos, porque no me
quedan ya. Solo decirte que a veces yo también recuerdo y me viene a la cabeza…
El silencio entre dos versos en tu mirada.
O el amor que se suspira en la almohada.
Los principios que se acaban por la mañana.
Y un adiós que al final se queda en nada.
Con todas nuestras palabras calladas.
Y tantas otras que siempre quedaran ocultadas.
Cartas entrelazadas - Zahara
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