Hoy voy a romper el espacio
tiempo. Pero hoy diremos… Y hoy no vamos a decirnos nada.
Hoy a las tres volverán a ser las dos sin que nada nuevo
suceda más allá de dormir una hora más o una hora menos.
Y espero que recuerdes el tiempo inverso, porque sé que en
el inverso de este tiempo, estábamos tú y yo con la espalda apoyada en aquella
iglesia que tenía más años que nuestra edad multiplicada y sumada por dos. Y
que estábamos allí y de la nada recitaste la entrada casi entera: “Como a las
tres volverán a las dos, diremos que nunca dije nada a las tres menos diez. Diremos
que nunca te dije que te seguía queriendo y que te echaba de menos, y que a
pesar de la distancia y el frío, aún olía el perfume de tu último abrazo”. Y lo
dijiste así, de la nada, como si acordarse de ello fuera la cosa más natural
del mundo. Yo casi me echo a temblar más de lo que estaba y las ganas de
besarte eran tan grandes que no me cabían en las manos, que las tenía rodeadas
en tus dedos tan bonitos que casi me hacían daño. Varios segundos después no
pude más que preguntarte si era muy fría contigo, a lo que tú respondiste con
una afirmación que casi me deja medio dormida.
Y es que aquellos vaivenes. Aquellas noches de temblar
muertos de frío y emociones. Aquellas charlas nocturnas que casi me dejan ciega
y aquellos bailes en mitad de la oscuridad sin que nadie nos viera… Nunca te
llegarás a imaginar lo mucho que los echo de menos. Y que tú, estés donde
estés, espero que estés bien.
Patience - Low Roar
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