26 de marzo de 2013

Ahí va ella

Oye Reira… supongo que te estarás preguntando, ¿a qué viene esto Nana? La respuesta es muy simple, lo cierto es que quería hacerlo desde hace un tiempo, desde que me dedicaste aquella violenta carta (y digo violenta porque cada frase fue como un golpe directo a mi cara) la cual agradecí. Fuiste la única capaz de hablarme claro y hacerme abrir un poco los ojos.

Lo cierto es que no te imaginas cuánto llegas a significar para mi, ya sabes cómo odio hablar de mi misma, por eso adoro hablar contigo, la conversación siempre acaba girando entorno a ti; entorno a ti y tus preocupaciones, a tus miedos, tus alegrías y tristezas, tu melancolía y tus ganas de comerte el mundo. Siempre has sido muy bipolar, pero también alguien con un gran sentido de saber qué está bien y qué está mal, y por ello siempre he admirado tu manera de saber arreglar las cosas cuando se tuercen.

Otra cosa que no te he dicho nunca Reira, es que nunca te hablo demasiado de mi porque no sé cómo hacerlo. Porque sé que en el fondo me puedes ver transparente como el agua, y no hace falta que te diga dos o tres palabras para que me digas lo que necesito oír. Que tus frases siempre se quedan marcadas, y aunque no lo demuestre, me alegra escucharlas. Que nunca he tenido una amiga y a pesar de que yo nunca cuente con nadie para hablar de mi misma, me gusta ver que tu si lo haces y poder ayudarte.


“Aceptar que haces algo mal es el primer paso. A veces se nos olvida que reconocer un error y ser humildes no es lo mismo que ser humillados.”


There she goes – Sixpence None the Richer


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