15 de diciembre de 2016

Primer reemplazo

I. Los WhatsApp que no llegan

El primer paso fue encontrar sustituta
y tras esto se dio lugar a una
un poco más alta y más rubia,
con más carne que ternura.
Que acabó moviendo muebles
y cambiando sábanas naranjas
por cómodas blancas.
E hizo todo esto tan lentamente,
que pensé que nos fundiríamos en
alguien común y con menos encanto,
más mayor y más aislado.

Finalmente, me di cuenta
que muchas veces
las situaciones se crean
porque así se requiere.
Y cuando sabes que el final está cerca
sólo puedes limitarte a actuar,
aunque sepas que no queda nadie tras la escena
y que el tiempo fluye a contrarreloj,
haciendo que la obra acabe mejor de lo que debiera
y los actores principales sepan que se acabó.
Que todo está perdido,
que sólo nos queda una tarde haciendo maletas,
esperando un maldito whatsapp que no llega.

Donde al final acabas viendo un anochecer
cuyas sombras se mezclaban como arañas,
oscuras, naranjas y moradas.
Donde E. se fundía con la habitación
y yo misma quedaba en un segundo plano,
viendo la escena en tercera persona
desde el cuadro abstracto que teníamos colgado.
Donde una entrada no esperada
supuso el punto y final
en ese teatro que teníamos montado.
Donde las últimas palabras dichas
fueron mis insultos tras un beso secuestrado.

Ekki Múkk – Sigur Rós

13 de diciembre de 2016

Varúð

M. se me doblegó el jueves pasado tachando de niñatos a aquellos que llevo conociendo desde hace un año. No quise responderle en términos fatídicos, aunque la situación así lo requiriera, ya que mi respuesta hubiese sido similar a esta:
- Mauro querido, no peques de ver la paja en el ojo ajeno cuando me estás diciendo esto mientras estás sentado en un banco a poca distancia de ellos, con una cerveza en una mano y en la otra un cigarro. Porque sí, puede que sean unos niñatos, pero la mayoría apenas rozan los veinticinco años. Y permíteme que te diga que prefiero eso a que hagan lo que haces tú, quedarte estático neandertal mientras ves la vida pasar. Porque justamente por ser jóvenes, hacen todas esas cosas:

Los he visto romper señales de tráfico y montarse en ellas para surfear las olas de las aceras.
Son capaces de crear performances al ver un pájaro muerto en plena Alameda,
Y corretear tras las chicas grillo en mano como haría cualquier niño de ocho años.
Hemos cogido taxis a menos de cinco calles de nuestras casas, porque la lluvia era demasiado alta.
Los he visto recrear procesiones con rebecas en la cabeza a modo de mantillo en plena calle Tetuán.
Han escalado árboles tan altos que han partido ramas al intentar darles un abrazo.
Y tirarse botes de pintura por el cuerpo únicamente para explicar la desesperanza de nuestro pueblo.
Capturan sombras de transeúntes a base de tiza de colores con algún que otro retoque.
Y sí, fuman y beben cual Hemingway sin haber pasado por una guerra porque pueden.

7 de diciembre de 2016

Sed Dios

Cómo lo hacen esas mujeres
Tan valientes
Escritoras, artistas, actrices
Valientes
Puede que algo inconscientes
Pero siempre valientes.
Periodistas, madres, amas de casa
Sin casa ni hogar que las guarde.

Se nos dan las llaves de la vida.
Se nos dice:
Sed como Dios.
Tened el don de dar vida y quitarla
Según queráis.
Pero no se nos da instrucciones para llevar la nuestra,
Y la llevamos a cuestas sin saber dónde vamos a parar.
Se nos dice:
Estudiad, y llegad lejos.
Pero somos autómatas que creen saber lo que hacen
Y luego descubren estar más perdidas
Que Alicia en la ciudad.

1 de diciembre de 2016

Slowly, I Could Die

El que dijo hacerse pasar por el padre prefirió irse a la cama sin leerme.
Porque así le era más fácil. Porque así le era más conveniente.
Yo en estas horas a deshora sólo consigo llegar a preguntarme
cómo cojones lo hacen
para seguir con vida
y adelante
aquellas personas con escasos años
más que yo
porque ya lo tienen todo.
Casa, trabajo y gatos.
Otros incluso marido e hijos.
Y yo, que apenas llego a las dos docenas
Sólo sé que me voy tan lejos
como un billete de avión me deje.
Y que el trabajo vendrá solo, igual que los niños
y sus consiguientes salidas al parque.
Y que tendré que dejar de fumar,
y puede que incluso beber y leer,
porque para mí no hay posibilidad de entender los libros
si no hay anestesia local que me deje la cabeza hueca
para echar a un lado todos aquellos pensamientos que me entierran.
Y que el arte en sí, con sus pinturas, música y esculturas
irán a otra parte, tan lejos
que quizá aquel busto hecho con barro
que B. me hizo hacer en cinco minutos y rápido
será todo el material que vaya a tocar jamás.

Silk - Wolf Alice

29 de noviembre de 2016

Black and White

"Vente que te echo de menos.
Hace mucho que no te veo
Y me pica tu ausencia."

Tras eso me llamaste por mi nombre
haciendo que la primera vocal
se repitiera unas siete veces más.

Hay cosas que se dicen sin pensar
y que, con el tiempo, te vuelven loca.
Esas frases supusieron un antes y un después
en ese espectro ansioso de rabia y de ganas
que nos teníamos en aquellos días grises,
o mal iluminados por una portada de luces
que casi nos deja ciegos y destartalados.

Pero qué le vamos a hacer al tiempo pasado, ese
en el que cada uno de nosotros supo encontrar
el equilibrio en noches cercanas al alba.
Y otros días que pasaban como si diluviara en casa.

Siempre quedaran esos recuerdos
en azoteas alejadas,
de manos pulcras y sabias,
de idiomas nostálgicos y
alguna que otra lágrima.

De días que pasaron como si fueran años.
Y años, que quedaran guardados
en el cesto de nuestra historia,
que no es otra que esta,
que de a veces se nos pierde y nunca evoca.

Esa historia, que hemos dado tanto de lado,
que acabamos por dejarlo todo estancado
en conversaciones de idiotas
que nunca llegaron a decirse
todo aquello que pudieron haber sido
y que con el tiempo, no espero que seamos.

Porque me atraes a ti,
como ese rayo a ese árbol,
como la oscuridad a la Giralda,
como esas flores que ella me puso
aquella noche de ríos sin agua.

1 de noviembre de 2016

La Danseuse


A ella la conocí cuando estaba llegando a su final.
Y yo, ni siquiera me acercaba al principio.
Ella era todo aquello que siempre quise ser e incluso quizá, un poco más.
Yo, por aquel entonces, me sentía más bala que perdida.
Ella había buceado hasta el fondo de su ser y del mío en los días fríos.
Yo estaba comenzando a conocer a todos los personajes que llegaría a interpretar.
Ella era el movimiento en la amalgama de cuerpos en garitos poco transitados.
Yo, la música que escuchaba al llegar a casa tras pasar la noche fumando.
Ella era el lazo que bailaba en el ventilador cuando el verano llegaba.
Yo, el trozo de lana que daba vueltas hasta quedar enredado con el que tenía al lado.
Ella colgaba de sus trenzas zapatillas de ballet.
Yo me encargaba de fusionar mis manos con las teclas de un piano.
Ella era la otra mitad de todas mis verdades, siempre dichas a medias.
Yo, lo cierto es que entonces ya había dejado de mentirle desde abril.
A ella, la llegué a querer tanto que perdí el recuento de minutos
al entrar en un cubículo de espejos, y me dejé guiar por sus labios.

Y es que cariño…
Te he dejado en casa papel de liar y yerba para un rato.
Ya sé que los finales son difíciles, pero piensa por todo lo que hemos pasado.
Y al respirar, no te ahogues, que he intentado dejarte tanto aire como he podido para suplantar los abrazos.


9 de octubre de 2016

De cómo pasar un verano entre paredes que te encierran

Ya no sé ponerme frente al blanco del papel y la tinta.
Porque me he vuelto más del papel de liar y las boquillas.
He ahogado todas las palabras que esperaban salir cuando no estabas
en vasos llenos de líquido algo tóxico y analgésicos
que tomo cuando me duele un poco ese espacio
que antes llenabas para tapar todos mis demonios.

Y hoy es de las pocas noches en las que me quedé en casa,
tumbada en la cama.
Porque hace meses que salgo todas las noches solo para poder fumar en paz.
Aunque sea en un largo paseo por el parque o
salir a casa de R. a tirarme un rato en su sofá.
Porque con él se está tan bien que a veces me pregunto
por qué dejé de verle, si es de las pocas personas
que creo que me comprende.
Aunque su fin sea siempre el mismo,
darme un poco un poco de charla y luego bajarme las bragas.
Y ya no haya amor ni haya cariño,
solamente soledades que se complementan
cuando no queda nadie tras la puerta.


Nana Cruel - Robe

1 de agosto de 2016

Guerra de entre-tiempos sintigo: Parte 4º

Tras la Catedral

La noche que más me impresionaste fue
cuando tras correrte,
me levantaste hasta que todo mi cuerpo
estuvo sobre el tuyo.
No sé si fue una triste historia
o no.
Lo único que sé es que hubo unos milisegundos
en los que nos quisimos tanto
que al compás la respiración y los latidos
iban unidos al abrazo y los besos que nos dimos.
Y que el resto de cosas que nos rodeaban,
las sábanas naranjas,
la ventana con su luz,
las paredes blancas,
el grito de los muelles asfixiados
por el peso de dos seres que se aman
aunque sea solo por un rato,
todo ello, desapareció.
Sólo quedó un ente abstracto
que besaba cuello, hombros y brazos
no fuera que el otro desapareciera.
Y de lo unidos que estaban
permanecieron estáticos
durante tantos minutos que pensaron
que podrían quedarse así mil años.

Í Annan Heim - Rökkurró

27 de julio de 2016

Guerra de entre-tiempos sintigo: Parte 3º

La mañana siguiente

Nueva visión de todo y no sabiendo si te quiero ver o no.
Porque para mí todo aquello era arte menos.
Es verte desde lejos y me muero.

Porque que me vieras madrugar no sé si fue un buen plan.
Pero ahí estabas tú, provocándome taquicardias con tu pelo y tu sonrisa
y yo tirada en el sofá con mi recelo.

Ya sé que no hice bien.
Que eso de los saludos a distancia y ser más fría que el agua
nunca fue mi fuerte,
pero es que no sabía cómo luchar con las hormigas
y tuve que esconderlas por doquier.

Pero la noche fue muy distinta.
Ahí cuando me demostraste que valían más mis palabras que mi boca.
Ahí cuando nos reímos a carcajadas juntos
y nos imaginamos de ancianos siendo canosos y arrugados.

Y el final de la noche yo siendo tan yo.
Tan me despido de ti por encargo,
en tandas de un adiós y dos abrazos.

Lost in the Light - Bahamas

Guerra de entre-tiempos sintigo: Parte 2º

La semana de atrás

Y dos semanas después, eres tú quien me viene a buscar.
Yo, tan enfadada contigo, conmigo, con el mundo entero que casi ni te encuentro.
Más gente en el mismo sitio de siempre y yo tan perdida que no me sé ubicar.
Comentarios y charlas de horas anteriores que no me dejan pensar con claridad.

Miradas a distancia.
Vamos midiendo la distancia.
Tú, fiera, acercándote sutilmente a mí.
Yo, mirada gacela que no quiere jugar a ser la presa.

Ella que vuelve a llevarme al cubículo de los espejos y me besa.
Yo que no sé cómo actuar ni qué dejar tras la escena.
Entonces vuelta a la realidad más banal de lo que era.
Y vámonos fuera a fumar por si esto no cesa.

Vuelta a la casa de los espejos y me dejan abandonada.
Más charla y más rayones en mi mente distorsionada.
Mudanza de cuerpos contando a dos de menos y yo
con el alma partida entre mí misma y los
sentimientos que podrían comenzar a surgir.

Traslado de enfermos de alcohol montados en señales de tráfico más rotas que yo.
Callejones perdidos por este semi-pueblo
y cuartetos de cigarros en la entrada del concierto.

Tú preguntándome si me puedes volver a besar
y yo negándolo sin descaro,
no fuera que se notara lo que llevaba empezando a sentir
desde hacía un rato.

Tú, volviendo a por mi impasible ronda de evasión.
Yo, no sabiendo si seguir o dejarme ir.
Porque esa noche hubo tantas charlas antagónicas
que no supe diferenciar cuál de ellas era la verdadera.

Ugly Boy - Die Antwoord

11 de julio de 2016

Guerra de entre-tiempos sintigo: Parte 1º

St. Patrick's Day

No sé si de lo que quiero escribir es sobre ti o es de la sensación en sí.
Porque hace días que me vienes a la cabeza planteando esquemas y letras 
que se sellan al papel con tinta espesa;
creando un memorándum que a este paso
va a ocupar más que todo el Atlántico.
Así que procederé a narrar los siguientes hechos:

Comenzaré diciendo que todo surgió una noche de música nefasta
y que los colores del lugar eran tan oscuros que apenas te pude ver.
Entonces de la nada, apareciste y todo se hizo luz.

Me dijiste entonces con tono sarcástico que siendo tan tímida
por qué miraba a tus ojos sin descanso.
Y yo con toda mi carga electro-negativa que me atraía a ti como un rayo,
a sabiendas de que eras de esos que me iban a partir en dos.

Nos bebimos una copa a medias que nos hace más ciegos de lo que ya estábamos.
Pero los ciegos solo ven lo que quieren ver.
Entonces queriéndolo sin querer, aparece ese primer beso.
Y me lo plantas como el astronauta que llega feliz a su planeta y clava su bandera,
no fuera que alguien más conquistara ese pedacito de tierra.
Después reacciono con tormenta y me vuelvo a poner la rebeca. 
Tan gris. Tan gastada. Tan oliendo a tabaco que apesta.

Vuelta a casa entre risas y casi sin mantenernos en pie.
Vengan chupitos aunque no queden ganas y cigarros que aparecen de la nada.
Y sin saber cómo ni cuándo, vuelta a la isla de los borrachos.
Habiendo corrido maratones de cinco pasos y un traspié.

Ella más rayada que un vinilo que lleva dando vueltas-años en un tocadiscos gastado.
Entonces todo se nos va de las manos, y su boca es
como esas bienvenidas a casa tras un invierno largo .
Me desaparecen las horas, los minutos, los segundos y lo segundo.
Me desaparece hasta el mundo.

Vuelta a la realidad más distorsionada que el agua.
La calle tan silenciosa como puede estar cerca de las cuatro de la madrugada en pleno jueves.
Luego el maldibendito abrigo que te dejaste dentro
y yo que voy contigo a buscarlo, no te fueras a perder.

Yo que me perdí contigo y nos faltaron horas y cosas por hacer.
Y entonces me giras a mí en lugar de la puerta y nos convertimos en una peonza que va chocando contra gente, paredes y más puertas.
Y no nos importa en absoluto.
No mientras mantengamos los labios juntos.

Comenzamos una guerra que íbamos a ganar los dos.
Tú cargando con metralla la mano que paseaste desde mi cadera a la clavícula.
Yo cargando la mía con dagas que fui dejando caer desde tu entrepierna a la mandíbula.
Nos hicimos tanto amor daño como soportaron dientes y piel.

Acabé despidiéndome de ti como una amiga más.
Y eso que esa noche no sabías ni en qué casa dormir.
Pero ya está.
No hubo más.
No hay conversación.
Ni llamada.
Ni encuentro accidental.
Ni lo habrá jamás a no ser que te vaya a buscar.


Maester - Ramin Djawadi

9 de mayo de 2016

Comedias

Bastan trece horas juntos para que perdamos el rumbo en este estrecho mundo. Y eso que ya sé que no soy nada. Y mucho menos para ti, que me dejaste caer desde tu azotea sin que te importara en absoluto.

Ahora estoy recomponiendo los pedazos rotos, todos ellos mojados porque desde hace una semana aquí no ha parado de llover. Entonces resbalo y me vuelvo a caer, que en ese piso tan alto me he dejado muchos besos y orgasmos por hacer, por lo que yo, inútil presa, vuelvo a subir para que a la mañana siguiente me empujes desde tu ventana a la calle sin aire que beber.

Así que para afrontar la situación giré sobre mí misma para ponerme al frente de la resignación. Lo único que olvidé fue que no puedes resignarte con la boca que te va a comer. Entonces me viene a la mente tu “devuélveme el polvo” minutos después de correrte, porque si por mí fuera, te devolvía hasta el mundo con tal de que me hubieras dado la vuelta justo a tiempo. De esa forma no habríamos girado cual peonza chocando contra gente, puertas y paredes aquel jueves; ni habríamos fumado tanto como para que la realidad se desvaneciera por si este entreacto no cesa; ni nos habríamos amado, aunque fuera en micro-momentos que duraron lo que tardé en decirte que sí, que me tenías entera para ti, porque a partir de ahí, toda ilusión, sentimiento o abrazo quedó en el mismo lado. Ese lado, que hace casi un año
                                                                                           he estado intentando
                                                                                                                    ordenar en vano.

Porque las ilusiones, se apagan.
Los sentimientos, se sufren.
Y los abrazos, solo pueden ser correspondidos
Si hay otra persona que los cuide.

"Un aplauso por todas las parejas que se aman en pleno miércoles por la Alameda de Hércules."


¿Por qué combatimos? - McEnroe /  Fake Plastic Trees - Radiohead

1 de mayo de 2016

Ausencias que yerman

Volver a hace un año, cuando aún estabas tú correteando estos pasillos cada vez que anti-solitario tú te quedabas solo. Volver a verte cual pelusa gris con garras y ojitos y nariz. Y esa orejita tuya que te cortaron cuando apenas eras un niño. Meneando tu cola y chocando con paredes y sillones y alféizares. Porque chocar no te importaba siempre que fuera por alguien que mereciera la pena.

A lo mejor el hecho de cambiar esos sillones medio rotos y gastados fue la razón por la que te pensaste ir. Quizá fue la desesperanza y tu corazón débil de tanto latir. Pero el hecho es que ya no estás. Y mucho menos en esas noches en las que te tirabas cual Mustafá entre mis piernas a dormir. O cuando llegaba algo ebria la noche de los sábadomingos y tú venías a chuperretearme la cara por si alguna lágrima se me escapaba, aunque luego fueras tú el que escapaba entre mis almohadas y prefirieras el abrigo de debajo de mi cama.

Es poca la gente que entiende de lo que hablo, porque hace un año estabas tú, y ahora solo quedan sombras distorsionadas en rincones geométricos que se vuelven esferas cuando bebo. Y es que sé que nadie conoce como yo tus uñas extrañas, ese lunar en la cima de la espalda, tu manera de estornudar cuando algo no te gustaba y mucho menos, nadie ha vuelto a correr a mis brazos nada más cruzar la entrada.

Pero desde entonces no he vuelto a subir esas escaleras que adorábamos subir los viernes hiciera frío o calor, nevara o lloviese. Desde entonces, llego a casa y solo me encuentro a la nada.

24 de abril de 2016

La Catedral

Doy gracias a la bendita maría que llevo consumiendo
en lo que me parece ya un invierno y medio entero,
porque es gracias a ella que esa noche
tras unos chupitos algo cortos de vodka y ginebra mezclados,
acabé cayendo sobre tu cama
como cae el rayo sobre un árbol.
Entonces vimos las estrellas pasar
y a la Giralda irse a dormir en su propia oscuridad,
porque tu azotea nos envolvía
como si fuéramos a dejar de existir,
o nos fuéramos a convertir en
la Osa mayor,
o en la Osa menor.
Nunca lo llegamos a saber.
Quizá fue Venus que esa noche despertó
a quien no debía y entonces tú decidiste
que mis pantalones sobraban
si tu piel rozaba la mía.
Fue tras eso y un portazo disimulado
que me llevó desde la entrada a tu cuarto,
cuando comenzamos a desenredarnos
de nuestros propios cuerpos y a desnudarnos
el alma sin complejos.
Porque todas las palabras dichas en cama
son válidas siempre y cuando
las dos partes mantengan la calma.


I wish it were true - The White Buffalo

31 de marzo de 2016

Espejos y espejismos


Y este año el cometa Halley no ha pasado.
Sí, ese del que hacen mofas todos los años al llegar el Jueves Santo.
Este año pasé de la Navidad a abril sin tener que rogárselo al tiempo del pasado.
El caso es que tras este periodo de auto-rechazo a salir de la jaula
aprendí que por perder el Norte,
no tengo que naufragar a brazos de extraños.
Así que tras muchos chascos, entendí que sí
“que si no hay mago no hay magia”,
por lo que me puse a buscar a magos e ilusionistas por las calles de la ciudad.
Tras la primera decena desechada
tuve que cruzar de acera para ver
si el problema venía de allí o en realidad
el problema era yo.
Y entonces, de la nada, quizá no fuera el mago 32,
pero me ha hecho olvidar todo ese inventario
de momentos que guardo desde hace años.
He dejado versos inconexos por no encontrar
las palabras que describan cómo me he dejado llevar
por sus manos.
Y me han vuelto a nacer hormigas y flores del pecho,
sólo por rozar sus labios.
Y pensar que sólo tuve que pararme a mirar un poco
en sus ojos castaños.

Los males pasajeros – Love of Lesbian

17 de marzo de 2016

No se olviden de inhalar con el comienzo de cada verso

A veces sueño.
Y sueño que te quieren
y entonces
te parten el corazón
en pedazos
mucho más grandes
en comparación con la trituración en la que tú
descompusiste el mío.

26 de febrero de 2016

Metáfora de la vida real en clave de joder

Escúchenme espectadores heroicos y malvados. 
Escúchenme bien, porque esto va a ser difícil de asimilar. 
Lo que quiero decirles, mis preciosos espectadores, es que tienen que esconder a sus hijas. 
Sí, como lo oyen. 
Escóndanlas y háganles ver el mundo como es.

Tírenle la basura de películas de Disney y desconecten la tele. 
Quemen todos sus libros y revistas de adolescentes. 
Desgarren cabezas a muñecas y destripen peluches por doquier. 
Háganles jirones la ropa y si pueden incluso la piel.

¿Han hecho todo eso? Pues bien, pasemos al siguiente paso. 
Es la hora del cambio.

Ahora háganlas desfilar por las calles. 
Así es, simple y llanamente. 
Que vean el mundo tal y como es. 
Y luego, que observen cómo las culpan del pecado capital. 
Que observen cómo las tachan de vicio solo por beber. 
Que observen cómo las tratan como pedazos de carne en alquiler. 
Que observen cómo las miran y las miran y las miran y las minan. 
Porque eso es el mundo real. 
Es un puto campo minado donde solo hay hombres que acechan como sombras. 
Y son sombras que se hacen de hueso y carne si los ves.

Y después, tras el grito de horror al ver el mundo como es,
que se hagan mujeres fuertes y luchadoras. 
Que salten muros de cinco metros incluso al revés. 
Que no acepten la realidad solo por ser la que es. 
Pero sobre todo, que piensen libres en este mundo cruel.

9 de febrero de 2016

Microcuentos de hace un verano y medio

"¿Lo dejé por escrito?
Lo dejé por escrito. 
Me dejé por escrito."

"Me he quedado estancada en tantas partes que el libro no gira si no vienes a rescatarme. Una tras otra, todas las páginas suenan iguales."

"Supongo que tienes colgadas en la pared las fotos con ella que nunca tuviste conmigo. Así de real. Así de sencillo."

"Se vuelven pinturas abstractas y aspirar se torna complejo cuando el aire no llega. Que los poros exhalen un último aliento, porque el índice acaba de pedir refuerzos."

"Entendí que la nostalgia somos nosotros mismos sin tener alma que nos una a la magia."

"Si hay algo que aún sigue retumbando en mi cabeza cada noche en la antesala al sueño, es saber que si perdimos fue por el miedo a perdernos."

31 de enero de 2016

93

<< Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdóname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así.>>

Rayuela, Julio Cortázar