13 de diciembre de 2017

Resina en ámbar

Que te vayas con la aurora,
que sé que soy el crepúsculo
en las tardes de domingo en azoteas
pasadas a base de yerba y cerveza.

Sé que no sé hablar de otra cosa, porque
no dejo de pensar en ti, y en cómo
el futuro se va pintando con olores
que se asemejan a brújulas perdidas,
a leves sonrisas, y a llantos que no dejan respirar porque
con este vendaval, ambos sabemos que vamos a acabar mal.

A veces se necesita tan poco para hablar,
para decir, por ejemplo, que esta noche hay
chicos gritando como locos,
que no me dejan escuchar la música en paz.
Y paz.
Paz.
El paladar que muerde la lengua y el labio
inferior.
Las manos que siempre buscan y encuentran carne
quemada y arañada y rota.

Cada vez me rompo un poco más,
cada vez que dices...
Pero eso no importa.
No se le debe dar importancia a algo tan común como es
buscar el cariño y el afecto en personas ajenas a las cuales
no me pareceré jamás.
Quiero pensar que mañana será distinto,
que en este juego podemos ganar los dos,
sin salir heridos ni con vencidos.


Untitled 1 - Sigur Rós

No hay comentarios:

Publicar un comentario