2 de septiembre de 2018

Marchando que tengo que marchar


Cuando justo me iba a dormir
apareces y todo
se vuelve frío y mi cuerpo, que creí a estas alturas
inocuo,
se vuelve a incendiar y, entre llamas
mis manos tejen las palabras
hasta formar el mosaico que estoy creando
ahora y
ya no me quedan versos que formar
y lo que me mueve es la rabia
contenida a desgana porque
joder
si tú siempre me has querido mucho
pero siempre mal, dime
qué coño iba a hacer
yo, que apenas sé
mostrarme como soy.

Esta canción me acompañó en todos los aterrizajes
para calmar ese miedo al llegar de nuevo a España,
porque sí, el miedo volvía a mí al llegar aquí.
Irme nunca fue problema porque
allí
no tenía que mentir.
Y aquí,
aquí parecen que me ahogan los sentimientos
que nunca fui capaz de dejar fluir y que estanqué
en mi pecho por el qué dirán después.
Aquí,
los lobos me comen desde fuera y yo,
vetusta domadora de fieras,
ya no doy más de mí y la fusta que tenía por mando,
la dejé colgada en el armario.

Que no me quedan fuerzas de andar más
sabiendo que cada paso que doy es en vano.
Que del fuego ya no quedan ni las cenizas,
porque aquí no para de soplar el viento y como me siga cortando
de esta forma frenética el pelo
me voy a acabar cortando hasta las manos,
y no sé si esta vez me van a crecer otras igual de
fuertes, o si
tras tantos daños van a tardar media eternidad
en curarse, porque aquí
no recibo amor ni abrazos,
y eso que ya no voy ciega para que me sigan dando tantos palos.



Viðrar Vel Til Loftárása - Sigur Rós

No hay comentarios:

Publicar un comentario