12 de diciembre de 2018

Mi Alhambra particular

Mi nueva casa se sitúa en un piso tan alto,
que a veces, no sé
si estoy más cerca del cielo
o del suelo.

Entonces, me asomo a la terraza pensando que,
si me tiro, quizá
llegue antes al espacio
que al asfalto.


Aquí,
las ambulancias suenan tan cerca
que me hacen preguntar si no es a mí
a quien llevan calle a cuestas.

Y es que este fin de semana
he vuelto a hablar en lenguas extrañas.
A decir el nombre de las cosas,
en un idioma que apenas recordaba.

Las cucharas, las frambuesas,
los bichos que se quedan boca arriba
y no se pueden dar la vuelta.

He vuelto a huir de mí,
y al dar la vuelta en la reversa
me he quedado pillada en la doblez
de este libro que no cesa
de martillearme la cabeza con el
vendaval y la tristeza.

Así que para evitar un mal mayor,
permanecí callada tantos años que fueron
días realmente, pero para mí,
estaban mucho más lejos,
era mucho más tarde.

Por lo que volví a ti, a buscar
en letras ajenas las palabras que
no podías decirme por no estar a mi vera.
A escribirte tantas cartas como hicieran falta
para ver si se desvanecían mis muñecas, porque
papel me queda para un rato
pero la tinta va a hacer que me desangre si
sigo con este ritmo frenético sin descanso.


Remembering - Alex Somers

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