12 de mayo de 2012

El terror del alma

Hace ya casi un año mudo. Lleno de silencios que nadie puede apagar, que nadie se atreve siquiera a mentar. Nadie en este mundo puede decir ya nada. Es un silencio absoluto, sombrío, tenue en las noches de luna nueva, donde el espíritu aún sigue iluminando el camino. Donde más de una lágrima está a punto de ser derramada. Donde cada vez que suena el viento, el fantasma se manifiesta y solo se le escucha cuando le compones música. Donde cada vez que se siente frío, es porque él está intentando abrazarte, o siquiera dar una simple caricia. Donde solo quedan vacíos…

Vacíos que se sienten, cuando ves la habitación coloreada. Vacíos en los que cuando quieres cantar, la voz se queda encerrada en la garganta y un suspiro te parece suficiente. Vacíos por los que ahora, odias a ese viento, a esas luces, a esos fuegos, a ese frío… porque se lo estaban llevando.

Ese solitario lugar, esa noche llena de estrellas, para ti no eran más que un dulce final cuando las manecillas se detuvieron en la madrugada, congelando el tiempo a su paso, como una ola envenenada. Como una tumba en el abismo. Como un Edén esperando su huésped. Como una melodía semejante a las nanas que se inventaba con tu nombre, el suyo y todas las personas que queríamos.

Hace ya casi un año mudo. Lleno de silencios que nadie puede apagar… pero si encender esa pequeña llama que se mantiene viva en su nombre.



The Lake – Antony and The Johnsons

1 comentario:

  1. El silencio puede llegar a ser hermoso y adictivo, pero de vez en cuando, vale la pena romperlo...

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