16 de agosto de 2015

Vendaval

En cuestión de una semana me he aficionado a Fito, a buscar osos de goma en cócteles polares y a tomar tres pastillas al desayunar en restaurantes.

En esta semana me he sentado en esa plaza tan grande que se describía en ese libro donde los protagonistas resultaron ser familiares, he aprendido que también hay paisajes clorofila en pleno agosto porque allí si llueve es a raudales. He visto playas blancas rodeadas de rocas que peinan al viento y catedrales que te hacen subir tan alto como Remedios en Cien años de soledad.

Y una noche así de fría, volví a ver espectros en calles estrechas y altas como laberintos semi-descalzos. Entonces quise parar el tiempo, no por pararlo en un instante concreto o hacer eterno ese momento, sino por recorrer palmo a palmo todos esos callejones y descubrir quién se dejó el grifo con olores del pasado abierto. Porque como si de un elixir se tratase, me llevó a otra época, a otra parte.


Esta misma sensación de soledad/ Vendaval - McEnroe

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