25 de noviembre de 2012

Grito, gritaba, gritábamos

Últimamente me odio cada día un poco más que el anterior. No hago más que dañarme a cada paso que doy, hundir el dedo cada vez más en la herida y eso no es bueno, ni por el antiguo, el nuevo o el de siempre. Esto no está bien, nada bien. Cansada de dar palos de ciego a mi paso, tengo que ponerle punto final a todo esto… Pero no puedo, ni quiero. ¿Me quedaría sola si lo hiciera?

No puedo ver más allá de este gran teatro que monté a mi medida, cambiando de personaje de una escena a otra como bien puedo. Entre semana nada es fácil, ¿sabes? Ando sola de aquí allí, callándome cuando quiero hablar o gritar, pero acercarme a quien quiero no es tan sencillo. Por otra parte, cuando todo acaba no sé bien qué hacer, porque la realidad me golpea de la nada y no hago más que culparme. Y qué decir de las noches, cuando intento juntarme con unos y otros pero ya no encajo, no porque mi lugar lo ocupe otra persona, simplemente desaparecí, soy un fantasma más en el bullicio de esta gran obra. Pero este fantasma tiene sentimientos y muere cada semana un poquito más, viendo como es más invisible a medida que pasan los días y se queda sin voz con la que gritar. 


Allí donde solíamos gritar - Love of Lesbian

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