16 de julio de 2015

Profesores de vida

Y es que ustedes, los hombres, no tenéis ni idea de lo dura que es la vida de las mujeres.
No sabéis lo que es sangrar cada dos meses. Ni del dolor del pecho cuando crece.
Muy pocos habrán sentido en la piel la cera caliente y mucho menos el extraño cosquilleo del láser en el bajo vientre.

Usted, lector, tiene muy poco que ver con el lector hembra (tómese esta última definición como la que da Cortázar). Porque en el fondo, en todos los sexos se siente.
Así es, porque seguramente habrá sufrido el dolor del des-olvido.
Así como la negación de la muerte y su consiguiente llanto apoyándose en la jamba de la puerta.
Usted, no me cabe duda, se habrá desollado las rodillas corriendo calle abajo, ya fuera buscando el mar o llevando a alguien a cuestas.
Habrá vendido trozos medio deshilachados de alma en vasos transparentes a altas horas en locales cuestionables.
O en el peor de los casos, se habrá encontrado bebiendo solo en su catre.
Y sobre todo, habrá visto romperse frente a sus narices aquello que más quiere.

Y es que como me dijo un profesor de guitarra: "Deja las cosas importantes en el suelo, que de ahí no se caen".

Svanur - Rökkurró

1 comentario:

  1. Nana, no entiendo cómo esta entrada en concreto ha conseguido que se me salten las lágrimas, si ni siquiera sé si entiendo a dónde quieres llegar con ella.

    Me encanta cómo te expresas *_*

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