15 de diciembre de 2016

Primer reemplazo

I. Los WhatsApp que no llegan

El primer paso fue encontrar sustituta
y tras esto se dio lugar a una
un poco más alta y más rubia,
con más carne que ternura.
Que acabó moviendo muebles
y cambiando sábanas naranjas
por cómodas blancas.
E hizo todo esto tan lentamente,
que pensé que nos fundiríamos en
alguien común y con menos encanto,
más mayor y más aislado.

Finalmente, me di cuenta
que muchas veces
las situaciones se crean
porque así se requiere.
Y cuando sabes que el final está cerca
sólo puedes limitarte a actuar,
aunque sepas que no queda nadie tras la escena
y que el tiempo fluye a contrarreloj,
haciendo que la obra acabe mejor de lo que debiera
y los actores principales sepan que se acabó.
Que todo está perdido,
que sólo nos queda una tarde haciendo maletas,
esperando un maldito whatsapp que no llega.

Donde al final acabas viendo un anochecer
cuyas sombras se mezclaban como arañas,
oscuras, naranjas y moradas.
Donde E. se fundía con la habitación
y yo misma quedaba en un segundo plano,
viendo la escena en tercera persona
desde el cuadro abstracto que teníamos colgado.
Donde una entrada no esperada
supuso el punto y final
en ese teatro que teníamos montado.
Donde las últimas palabras dichas
fueron mis insultos tras un beso secuestrado.

Ekki Múkk – Sigur Rós

No hay comentarios:

Publicar un comentario